Autoexigente.

Nada lo exasperaba más que la exigencia que tenía consigo mismo, la necesidad extrema de no fallar públicamente. Como si la aprobación de los demás le fuera más que necesaria, vital. Precisaba saber, era voraz con los conocimientos.

facultad

Cuando se sentaba a estudiar, nada lograba desconcentrarlo. Tomaba anotaciones, buscaba otro libro de consulta y como no le alcanzaba, respondía a las intervenciones con dudas de su amigo.

Sangre y deseo.

Su amor. Se lo habían arrancado pero era imposible borrarlo de la memoria, no podía hacer desaparecer las huellas que marcaban su corazón.