Me desperté a las 7.35 am llorando... Tuve dos sueños demasiado feos; pero no eran pesadillas. No eran terroríficos, eran reales.
Soñar con Nicolás fue algo perturbador, demasiado real quizás. No fue un sueño de nostalgia de momentos felices, fue algo frío, distante y eso lo hizo sentir todo tan verdadero. Se que en algún momento me desperté o algo parecido y cuando mi cuerpo cayó en sueños otra vez configuró un sueño aún más doloroso: soñé con Belén.
Soñar con un chico que te gusta o con alguien que pasó algo en mi es normal pero soñar con una persona que fue como tu hermana es raro. Esta vez no fue real como el de Nicolás, no había distanciamientos como en la realidad, no había frialdad en los saludos, incluso hubo un abrazo genuino, algo que sentí tan verdadero que mis lágrimas empezaron a brotar y me terminaron despertando.
Miré el reloj y no podía comprender todo lo que me había pasado en tan solo una noche y sin siquiera moverme de mi cama. Muchas emociones, miré el techo un rato y me sumí en otro sueño profundo; esta vez sin recuerdos… Miré el reloj otra vez eran las 10.32am, necesitaba dormir más.
Me levanté pasadas la una del mediodía, preparé unas milanesas y almorcé.
Volví a ver Pretty Little Liars. Limpié toda mi habitación, corrí los muebles, etc.
A la tarde hice una rica torta Marmolada, vino papá y merendamos en familia. Después, todos llenos de la torta elegimos cenar más tarde. Aproveché y saldé mi deuda con “Like Crazy”. Me gustó, tuvo partes que me hicieron acordar a “500 días con ella”. Vale la pena aunque hubiese preferido un final más apasionante.
Para cerrar la noche, cenamos milanesas con puré y de vicio simplemente un choclo. Amo el choclo preparado a lo playa; le faltaba la arena no más!
Evaluando si ver o no otra película, mientras tanto disfruto de buena música para terminar este gran martes.
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