Después de haberme acostado a las siete am por ver The Master Chef y Work Art me terminé levantando a las tres de la tarde.
Almorcé unos sándwiches de jamón y queso, la felicidad pura.
La rutina comenzaba. Hacer mi cama, barrer, limpiar, limpiar los vidrios, acomodar el escritorio y poner la tele en su mesita.
Abrí mi cajón de los juguetes y encontré cosas impensadas. Mis carpetas de 5to grado, mis cuadernos de primero. Mi ropa de bebe, mejor dicho algunas prendas, algunos disfraces, telas divertidas y los muñequitos de mc donalds. Pasado el momento de nostalgia me dispuse a ver tres capítulos de The Vampire Diaries, según mis cuentas voy a tardar entre dos semanas y veinte días en verla completa. Tengo que estudiar para inglés, así que veremos.
Vino la tía un rato a visitar. Se frustraron nuestros planes del finde en Gesell pero parece que Semana Santa si es la fecha. Falta muuuuuuuuucho pero mis fotos en la playa van a estar, tengo la cabeza que me explota de ideas que espero no olvidar para abril.
El menú nocturno, luego de la super tormenta que refrescó la ciudad, fue pizza. Salió perfecta y mejor aún quedó para el mediodía, eso significa levantarme y no tener que cocinar.
Me alegró la noche ver la hora y darme cuenta que eran las 22hs del jueves. Había Glee en Fox; iba a poder ver por milésima vez Smooth Criminal. Amo la versión de Santana y Sebastian! Después tocó el momento de la novela nacional, Dulce Amor. Adoro a Calu.
Aproveché estar tanto tiempo en el comedor y me cambié el color del esmalte, de azul a coral. Es lindo tener las uñas prolijas y ahora que no juego más es posible.
Para terminar la noche un poco de tetris y Adele.
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