Y estos son los días en debería ser todo fiesta. Sonrisas, alcohol, gritos de felicidad, momento de volver afónica y tener un dolor de cabeza que te recuerda que feliz fuiste la noche anterior.
Entonces, si todo debería ser tan feliz ¿Por qué me invade la angustia? Mil preguntas, la más grande a resolver es porque todavía me importa, se me cierra el pecho y la garganta al verlo bailar tan feliz.
Quiero entender porque si me siento perfecta y completa de día, estaba en medio de The Shack replanteandome todo.
Llorar o verlo a Nicolás hubiesen sido las cosas que solucionarían todo. Hubiesen sido la dosis necesaria de realidad para apagar la nostalgia.
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