Entrar al colectivo y luego del acto de pasar tarjeta darse cuenta de que todos los asientos de uno estan ocupados e inmediatamente analizar a las personas ubicadas en los asientos de a dos en busca de la mas normal, con la cual compartir el asiento.
Muchas veces nos pasó, por más que estemos en contra los prejuicios, inconscientemente o no, los ejercemos. A la mañana, generalmente, viajo sentadita en mi asiento de una sola persona mirando por la ventana y escuchando música semidormida, pero bien, cuando vuelvo de la facultad o voy a inglés te queres sentar en esta inmensidad de gente y muchas veces no podes elegir donde. Ves, miras, volves a ver (claro, de manera hiperveloz porque viene otro y se te sienta y fuiste) el raro de música sin auriculares no va, el señor con cara de "te voy a violar" tampoco. Las chicas con pelos extraños no. La abuelita simpatica tampoco porque seguro quiere darte charla, gracias a Dios siempre hay una o dos personas que decis "Se puede compartir un viaje de quince minutos"
Seguramente, mientras uno analiza velozmente todo esto, nadie se dio cuenta de nada, todos eran más buenos que el agua pero es así, prejuicios quieras o no, existen en la vida diaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario